Una estrella (del latín stella) es todo objeto astronómico que brilla conluz propia. Más precisamente, se trata de
una esfera de plasma que
mantiene su forma gracias a un equilibrio hidrostático de fuerzas.
El equilibrio se produce esencialmente entre la fuerza de
gravedad, que empuja la materia hacia el centro de la estrella, y la presión que ejerce el plasma hacia fuera, que,
tal como sucede en un gas, tiende a expandirlo.
La presión hacia fuera depende de la temperatura,
que en un caso típico como el del Sol se mantiene con la energía producida en el interior de la
estrella.
Las estrellas no
existen desde siempre, un día tuvieron
su nacimiento. Casi todas se formaron en pequeños grupos, a partir de una masa de gas y polvo estelar,
relativamente fría.
Esta masa se concentró.
Esto significa que las partículas de materia cósmica que contenía se unieron
formando una especie de nube llamada nebulosa.
Posiblemente, esta
nebulosa comenzó a girar y alcanzo altísimas temperaturas, aproximadamente
cerca de un millón de grados centígrados. Esta
nebulosa ardiendo es ya una estrella.
No hay comentarios:
Publicar un comentario