Comer otra
porción de torta o un chocolate más es muy tentador, aunque sepamos que sería
más saludable no hacerlo. ¿Pero qué impulsa este antojo por el dulce?
Muchos
científicos sugieren que deseamos el
azúcar instintivamente porque juega
un rol vital en nuestra supervivencia. El sentido del gusto ha evolucionado
para codiciar las moléculas esenciales para la vida como la sal, la grasa y el azúcar.
Cuando
comemos, la glucosa, un azúcar simple, es absorbida desde los intestinos hacia
el flujo sanguíneo y distribuida a todas las células del cuerpo.
El azúcar
podría crear adicción.
En cuanto al
problema de que el azúcar sea adictivo,
es importante aclarar que cuando se habla de adicción se refiere a la
dependencia física a una sustancia como es el caso del alcohol o las drogas, la
cual produce síntomas específicos por su ausencia o retiro. El azúcar no produce síntomas de retiro
cuando una persona lo deja de consumir, razón por la cual no se puede
considerar adictiva. Nuestra preferencia por los sabores dulces se debe
esencialmente a hábitos adquiridos durante la infancia lo cual no hay que
confundir con una adicción.
Sin embargo, un estudio de la Universidad de Princeton asegura que el azúcar puede crear adicción. El estudio llevado a cabo en 2002 demostró asimismo que si se acostumbraba a los ratones a una dieta de agua y azúcar y luego se les privaba de la misma por espacio de 12 horas, los roedores acusaban un síndrome de abstinencia similar al de los alcohólicos.
Sin embargo, un estudio de la Universidad de Princeton asegura que el azúcar puede crear adicción. El estudio llevado a cabo en 2002 demostró asimismo que si se acostumbraba a los ratones a una dieta de agua y azúcar y luego se les privaba de la misma por espacio de 12 horas, los roedores acusaban un síndrome de abstinencia similar al de los alcohólicos.
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