Los alimentos son productos naturales y muchos de
ellos se deterioran en muy poco tiempo, porque las bacterias, la luz y el aire
los descomponen.
Actualmente,
la mayor parte de los alimentos los encontramos envasados al vacío, es decir,
les han extraído el aire para evitar descomposición.
Otros están protegidos
por un plástico o envoltorio adecuado para aislarlos. Los alimentos frescos, como las carnes, pescados y frutas, deben
consumirse en uno o dos días.
Existen otros
sistemas para conservar los alimentos, como, por ejemplo, las técnicas secado y de salazón.
El secado consiste en exponer los alimentos al
sol y en un lugar seco durante unas semanas. La salazón se basa en el uso de la sal para extraer el agua que los alimentos y evitar así que se
pudran. La nevera o heladora también permite mantener la comida fresca durante
unos días.
También es
cada día más frecuente el consumo de productos congelados, por que pueden
conservarse durante muchos meses. Otros sistemas de conservación muy prácticos
son: mermeladas y confituras.
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