Fernando de Miguel, presidente de la
Asociación Malagueña de Apicultores, cuenta a que: “Las abejas, al posarse en la flor para recoger el néctar, se
impregnan también de polen, y ambos quedan mezclados después en la futura miel.
Luego, en el laboratorio se cuentan la
proporción de granos de polen de cada flor en la muestra”. Y así se sabe si es
miel de espliego, de romero, de azahar...
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