En el cielo podemos encontrar miles de estrellas brillando, aunque cada una lo hace con
diferente intensidad en función de su
tamaño, de su “edad” o de su distancia a nosotros.
Pero si nos fijamos con detenimiento o las
observamos a través del telescopio veremos que, además, las estrellas pueden
tener diferentes colores o tonalidades, desde
el rojo hasta el azul.
Al mirar las estrellas nos perece
todas del mimos color: blanco azulado;
sin embargo tienen colores distintos y estos colores depende de su temperatura.
El Sol es una estrella de temperatura
intermedia, por lo tanto, es amarilla; cuando vaya apagándose y entre en su última fase de actividad será una estrella
roja y finalmente, se apagara.
Así pues, encontramos estrellas con un
intenso tono rojizo como es el caso de
Antares, cuyo nombre significa precisamente “el rival de Marte”, puesto que
compite con el intenso color del planeta
rojo.
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