Los mamíferos terrestres
tardaron 10 millones de generaciones en alcanzar su tamaño máximo, mientras que
los acuáticos lo hicieron en la mitad del tiempo.
Un grupo de investigadores
internacionales ha medido, por primera vez, la velocidad de la evolución del
tamaño en los mamíferos y han visto que se tarda diez veces más en aumentar que
en disminuir el tamaño.
Para que un animal pueda evolucionar de ratón a
elefante se necesitan 24 millones de generaciones.
La evolución es algo que siempre ha ido muy lento, y para que se produzcan cambios
significativos se necesita una gran cantidad de tiempo y generaciones.
Teniendo en cuenta un estudio que han efecutado un grupo de
paleontólogos de fósiles de generaciones pasadas para la revista "Proceedings of the National Academy of
Sciences (PNAS)", y teniendo en cuenta la máxima velocidad de
evolución a lo largo del tiempo, un
ratón tardaría 24 millones de generaciones para convertirse en un elefante.
Para un animal como el conejo en cambio, sería algo más
"rápido": 10 millones de generaciones.
El estudio también concluye que para los animales acuáticos es mucho más
sencillo alcanzar grandes dimensiones y requieren la mitad de generaciones que
los terrestres. “Probablemente se debe a que es más fácil ser grande en el
agua, porque el agua ayuda a soportar el peso”.
Curiosamente hacerse más pequeño es algo que necesita muchas menos
generaciones. Por ejemplo para que un elefante
pase a ser un elefante pigmeo harian falta unas 100.000 generaciones. “Cuando te haces más pequeño, necesitas
menos comida y te puedes reproducir más rápido, lo que supone una ventaja sobre
todo si vives en una isla pequeña”.
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